Traducción: Do Paris terror attacks highlight a clash of civilisations?

¿Evidencian los ataques de París un choque de civilizaciones?

Gideon Rachman
16 de noviembre de 2015
Financial Times

multiculturalismo

El multiculturalismo no es una aspiración liberal ingenua, es la realidad del mundo moderno.

Desde que el difunto Samuel Huntington predijo que la política internacional estaría dominada por un “choque de civilizaciones,” su teoría,esbozada por primera vez en 1993, ha encontrado algunos de sus partidarios más entusiastas entre los militantes islamistas. Los terroristas que infligieron los asesinatos en masa en París son parte de un movimiento que contempla al Islam y a Occidente encerrados en un inevitable combate a muerte.

Los líderes políticos occidentales, por el contrario, casi siempre han rechazado los análisis de Huntington. Incluso el ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush dij: “no hay choque de civilizaciones.” Y el día a día en las sociedades multiculturales de las naciones occidentales, muchas de las cuales cuentan con grandes minorías musulmanas, ofrecen una refutación diaria de la idea de que las creencias y culturas diferentes no pueden vivir y trabajan juntas.

En las secuelas de los ataques de París, esta idea central necesita ser reafirmada. Sin embargo, una reafirmación necesaria de los valores liberales no debe impedir un reconocimiento sobrio de algunas tendencias globales malignas. El hecho es que el Islamismo radical está en auge -incluso en algunos países, como Turquía, Malasia y Bangladesh, previamente considerados como modelos de sociedades musulmanas moderadas. Al mismo tiempo, la expresión de la islamofobia está entrado en la corriente política de los Estados Unidos, Europa e India.

Tenidos en cuenta conjuntamente, estos desarrollos están estrechando el espacio para quienes quieren hacer retroceder la narrativa del “choque de civilizaciones”.

Los ataques terroristas, como los sucedidos en París, promueven tensiones entre musulmanes y no musulmanes -tal y como pretenden. Pero también están funcionando tendencias de largo recorrido que impulsan la radicalización. Una de las más perniciosas es la forma en que los estados del Golfo, particularmente Arabia Saudí, ha usado el dinero del petróleo para distribuir formas intolerantes del Islam en el resto del mundo musulmán.

Los efectos son ahora visibles en el sur de Asia, en el subcontinente indio, África y Europa. Malasia siempre ha sido presentada como un ejemplo de nación exitosa y próspera, multicultural, con una mayoría malaya musulmana y una gran minoría de origen chino. Pero las cosas están cambiando. Bilahari Kausikan, un antiguo jefe del ministerio de exteriores en la vecina Singapur, apuntaba “un significativo y contínuo estrechamiento del espacio social y político de los no musulmanes” en Malasia. Y Añade: “las influencias árabes de Oriente Medio ha tenido en mucha influencia, erosionando la variante malaya del Ilam… y sustituyéndolo por una interpretación más austera y exclusiva.” El escándalo de corrupción que está minando el gobierno del primer ministro Najib Razak ha incrementado las tensiones comunes, ya que el gobierno de Malasia ha vuelto a caer en la política de la identidad musulmana para conseguir apoyo. Un jóven ministro del gobierno ha sido recientemente acusado de formar parte de la conspiración judía global contra Malasia.

En Bangladesh, un país musulmán con una constitución laica, los islamistas radicales han sido responsables de asesinatos de intelectuales, blogueros y editores en el último año. Tambén ha habido una escalada de ataques a cristianos, hindúes y musulmanes chiítas. Mucha de esta violencia ha sido perpetrada por el Estado Islámico por AlQaeda. Pero, como en Malasia, el auge del islamismo radical parece estar relacionado con los países del Golfo -a través de la financiación de la educación y de conexiones forjadas por trabajadores migrantes.

Para muchos en Occiente, Turquía ha sido durante mucho tiempo el mejor ejemplo de un país mayoritariamente musulmán y también una exitosa democracia secular. Pero en la era del Presidente Tayyip Erdogan, la religión se ha convertido en algo mucho más importante en la política y la identidad del país. Erdogan ha sido etiquetado como “islamista moderado” por The Economist y otros. Pero no hay nada moderado en su declaración de 2014 de que los occidentales “parecen amigos, pero nos quieren muertos, quieren ver a nuestros hijos muertos.”

Mientras Narendra Modi, primer ministro Indio, no ha dicho nada semejante sobre los musulmanes, pero ha sido acusado durante largo tiempo de tolerar islamófobos y violentos. Durante su perimer mes en el cargo, Modi tranquilizó a algunos críticos concentrándose en reformar la economía. Pero en meses recientes, miembros del partido nacionalita indio Bharatiya Janata, han incrementado una retórica religiosa e islamófoba – con el linchamiento de un musulmán, acusado de comer ternera, dando titulares a nivel nacional.

En Europa, incluso antes de los ataques de París, la crisis migratoria ha ayudado a alimentar a los partidos islamófobos y a los movimientos sociales. Como Alemania ha abierto sus puertas a los refugiados de Oriente Medio, los ataques a los albergues de inmigrantes se han incrementado. En Francia, se espera ampliamente que el ultraderechista Frente Nacional haga ganancias significativas en las elecciones regionales del próximo mes.

La retórica islamófoba también está incrementándose en los Estados nidos y se ha convertido en un lugar común entre los candidatos republicados a las elecciones presidenciales. Ben Carson, que lidera muchas encuentas, ha dicho que no debe permitirse llegar a presidente de los Estados Unidos a ningún musulmán y Donald Trump ha dijo que deportaría a cualquier refugiado sirio admitido en el país.

La confluencia de estos escenarios en América del Norte, Europa, Oriente Medio y Asia está alimentando la idea del choqu de civilizaciones. Sin embargo, la realdad es que el mundo musulmán y el no musulman están entremezclados a lo largo del globo. El multiculturalismo no es una aspiración liberal ingénua -es la realidad del mundo moderno y debe hacerse funcionar. La única alterativa es más violencia, muerte y dolor.

http://www.ft.com/intl/cms/s/2/96b9ed08-8c46-11e5-a549-b89a1dfede9b.html

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